Para llegar desde San José a la planta procesadora que está en el
municipio El Retorno, hay que recorrer 30 kilómetros hacia el sur. Según Mario
Guevara, representante legal de ASOPROCAUCHO, en 1969 cuando llegó al territorio,
por las condiciones selváticas del entorno una persona podía tomarse entre uno
y dos días en el recorrido. Actualmente, no son más de 45 minutos.
La década
de 1980 le abrió las puertas a la producción y al procesamiento de cocaína. Era
una práctica tan lucrativa que por mucho tiempo estuvo normalizada y generaba
ganancias sin precedentes. Sin embargo, trajo miseria, violencia, y
desolación.
Aseguró
Samir González, integrante de ASOPROCAUCHO.
En el marco del programa Territorios
de Oportunidad los campesinos de la región han sumado en conocimiento
y han fortalecido sus habilidades. Ejemplo de eso es la Escuela de
Rayadores, iniciativa que, en sus dos fases, ha vinculado a 100 campesinos
para enseñarles técnicas adecuadas para que los árboles se conserven en los
estados ideales, sean más productivos y generen mayores ingresos. La Escuela de
Rayadores también ha sido una plataforma para la integración regional.
ESCUELA DE RAYADORES
De su propia voz.
“Los asociados habían comprado el terreno, levantaron columnas y el
techo, pero nada más. En ese estado, ninguna autoridad iba a conceder el
permiso para el amoniaco conociendo los antecedentes ilícitos en la región” Afirmó
Lina Mendoza, Ingeniera Agroindustrial de la Planta.
Cuando el tanque llega al laboratorio se pesa el látex, se toman muestras y se verifican sólidos. Del resultado del estudio se confirma la calidad y se tasa el pago del productor. Posteriormente, el látex entra a la línea de producción, desde el compresor a los tanques de proceso, donde se mezcla con excipientes y se convierte en pegante. Por último, es envasado en sus tres presentaciones, de 40ml, 110ml, y 220 ml. De momento en la planta se procesan 2 toneladas por mes, la meta a 5 años es que se logren procesar 48.
Aunque los números son prometedores,
también hay obstáculos que han dificultado el camino de los productores. A
pesar de las medidas implementadas con el uso del clon 40/98, de las 2200
hectáreas sembradas, 800 fallecieron. Entidades como el Instituto Amazónico de
Investigaciones Científicas (SINCHI) han hecho estudios, lamentablemente, no se
ha logrado determinar la fuente de la enfermedad.
“Nos está dando duro, pero el caucho
es un cultivo que enamora. Tenemos que invitar más familias, hay esfuerzo de mucha
gente que ha creído en nosotros, el hecho de que esto se haya enfermado, no
quiere decir que sea el final. Lo bueno es que ahora tenemos el conocimiento y
sabemos que esto puede levantarse. Es una de las líneas principales y tenemos
que ser líderes para recuperar. Nuestra principal carta de presentación es esta
planta. Cuando los que no están o los que han perdido con la enfermedad
comiencen a ver la rentabilidad de los árboles, van a querer vincularse, la
planta de transformación es el futuro del caucho para el Guaviare. Antes el
problema y los cuestionamientos eran la comercialización, con el manejo que se
le ha dado al tema, es un asunto que hemos comenzado a superar” Afirmó
Samir.
Ejemplo del liderazgo de la asociación en temas de conservación medioambiental, fue el proceso entre 2012 y 2016, en el que lograron vincular a 100 ganaderos de la región para sembrar 500 hectáreas de caucho que anteriormente habían sido taladas. Y así como se ha trabajó con ellos, se espera trabajar con otros sectores de la sociedad civil y de las comunidades del territorio.
Hay algo que es importante destacar,
y es que al Guaviare han llegado, en diferentes momentos, programas de
sustitución de cultivos. En oportunidades han cumplido las promesas, en otras,
han dejado pendientes. No obstante, el campesino se caracteriza por ser una
persona de palabra, que no ha puesto condiciones, se ha acogido, ha creído, y
entiende que es posible la transición a la cultura de la legalidad a través de
fuentes económicas lícitas.
“Lo que se veía aquí en el retorno eran miles de hectáreas de cultivos de coca. Aunque usted no lo crea, ahora se ve más piña y más caucho. Cuando el caucho crece, las raíces y la misma sombra secan la mata de coca. Nuestra sombra también puede cobijar a muchas personas y presentarles una mejor vida” aseguró Mario.
Uno de los principales retos que tiene ASOPROCAUCHO en el futuro
cercano, tiene que ver con el relevo generacional. Los jóvenes se han volcado a
las ciudades, han abandonado el campo. Y aunque los asociados no han comenzado
a trazar el camino para presentar alternativas y vincular a la juventud, saben
que con todo lo que hacen en la actualidad, volverán a ser atractivos y el
Guaviare tendrá una fuerza laboral diversa, innovadora, lícita, y, ante todo,
interesada por velar por la conservación del territorio.
Redes Sociales